La siesta es la clave de bóveda del equilibrio cronobiológico del sueño.
Antes de todo, no debe contribuir a esconder una somnolencia patológica excesiva.
Es un potente arma de dos filos que uno debe manejar con cautela porque la necesidad de dormir tras haber comido es fisiológico para unos, patológico para otros.
¡Ojo ! Dormir la siesta no debe disimular una somnolencia patológica.
Para una persona que padece de hipertensión o sobre peso, la siesta debe llevar a una sistemática búsqueda de un síndrome de apnea del sueño.
" Sueño y medicina general dedica tres artículos a la siesta :
"Siesta : duración que se da al hecho de dormir cuando aprieta más el calor...” (Emile Littré, Diccionario de la lengua francesa, 1863-1872).
Procedente del latín sexta hora que correspondía a la hora del mediodía para los Romanos (la primera hora del día siendo la de la salida del sol).
Este episodio intencional de sueño posee virtudes benefactoras conocidas desde el principio de la humanidad. Por lo tanto es un " “sueño que cura”. Sin embargo, el descubrimiento en los años 50 de un sueño calificado de “paradójico” (por el Pr. M. Jouvet en Lyon) y el de los ritmos internos (En 1962, la primera experiencia de aislamiento de larga duración fue realizada por Michel Siffre [1]) han dado a la siesta una dimensión de verdadero medicamento.
De la misma forma que la aspirina, este "somnicamento” no tiene el mismo valor según su frecuencia:por un lado, si uno lo ‘toma’ con muy pequeñas dosis seguidas (15 minutos cada 2 horas como lo hacen los navegantes solitarios), por otro lado, si uno se echa a la siesta ‘a petición’, con una larga o incluso larguísima duración (como lo hacen con mucho gusto los adolescentes los domingos).
La palabra “siesta” tiene sentidos muy diferentes según el horario, la duración y las circunstancias en que interviene este episodio de sueño.
Si uno no tiene conocimientos somnológicos, dado que cada cual/uno tiene necesidades y aportaciones muy diferentes en cuanto al sueño, ¿cómo responder a esta pregunta ? :
¿Más valen dos sueño en vez de uno ?
Este estudio (fundado en militares, realizada por el Profesor Jouvet) muestra el desmoronamiento de las performancias y de la vigilancia a lo largo de 4 días consecutivos sin dormir.
Nos damos cuenta de las fluctuaciones circadianas de las dos curbas vinculadas al ciclo de la temperatura y de sus modificaciones a medida que pasan los días.
Sobre todo, hay que notar la espectacular rapidez de recuperación el 4º día, tras haber dormido sólo 3 horas : no se logra explicarlo exactamente !.
Durante mucho tiempo la práctica de la siesta era considerada como anormal. Era reservada a los niños, los antiguos y los enfermos.
Los pacientes soñolientos sufrían a escondidas para que no fueran considerados como perezosos por las personas “normales”...
Hoy en día, una tendencia inversa está desarollándose para enfrentarse al problema que plantea la somnolencia diurna excesiva. Según un estudio reciente, uno de cada tres franceses confiesa que falta sueño.
En cuanto a los pacientes insomnes a quienes se les han dicho que “uno debía dormir la siesta” siguen manteniendo un círculo vicioso.
Al faltar un consenso sobre la polémica, el empirismo sigue reinando, cada uno sigue pensando que tiene razón y formula consejos inadecuados.
...mientras que las problemáticas del sueño (fatiga, insomnia, somnolencia) siguen agravándose en las sociedades modernas.
<br “Sommeil-mg” desea promover los conocimientos útiles para todos para una mejor utilización racional de la siesta :
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El lector neófito podrá remitirse útilmente a la ficha “Didal del Particular” más concisa y destinada a público en general.
¿En qué caso y cómo utilizar este “somnicamento” ? ¿Cuáles son los efectos no deseados y molestos ? ¿Cúales son las contra-indicaciones ? |
[1] Joven espeleólogo de 22 años, oriundo de Niza. En primer lugar, quiso intentar sobrevivir en un medio hostil (en el glaciar subterráneo del abismo de Scarasson, situado a 2000 metros de altitud en Los Alpes del Sur). En segundo lugar, decidió llevar a cabo aquel proyecto para estudiar la « pérdida de la noción del tiempo y de la duración » : para encontrar de nuevo el ritmo primitivo del ser humano, no llevó con él ningún reloj.